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martes, 26 de febrero de 2013
domingo, 24 de febrero de 2013
¡Antes de leerme, óyeme!
No me leas por satisfacer una curiosidad, ni tan solo por complacer a alguien. Léeme con amor, convencido de que mucho te aprovecharán mis indicaciones.
Tu deseo de hallar la verdad debe ser tan intenso y tan vivo como el de una persona que, sumergida por una fuerza extraña en el agua, anhela el aire para vivir.
Si no es así tu deseo, ciérrame. No ha sonado para ti la hora de leerme.
Sí las ideas que voy a revelarte desarmonizan con las tuyas, no me vituperes; si concuerdan, no me alabes ni me defiendas, simplemente has que otros me lean.
Si son para ti ideas nuevas, no las rechaces de plano ni las tomes con entusiasmo frenético. Lee cinco minutos y medita diez sobre lo leído.
Este es el secreto en la lectura y así sentirás la verdad.
Sea o no tuyo, cuídame como al más preciado de tus tesoros, así estaré feliz en tu compañía y si he de irme de tu lado, lo haré con pesar.
Si tú lo quieres, estaré siempre tan nuevo como el día en que vi la luz; no me envejezcas con tu mal trato.
Ojala estimado amigo, que algún día quieras, como yo lo deseo, volver a leerme.
Autor: Doctor, Luis Del Valle Franco.
Tres Arroyos, Buenos Aires
sábado, 23 de febrero de 2013
jueves, 21 de febrero de 2013
Pida la palabra, pero tenga cuidado
Pida la palabra, pero tenga cuidado
Julio Cortázar
Cuando el
catedrático doctor Lastra tomó la palabra, ésta le zampó un mordisco de los que
te dejan la mano hecha moco. Al igual que más de cuatro, el doctor Lastra no
sabía que para tomar la palabra hay que estar bien seguro de sujetarla por la
piel del pescuezo si, por ejemplo, se trata de la palabra ola, pero que a queja
hay que tomarla por las patas, mientras que asa exige pasar delicadamente los dedos por debajo
como cuan-do se blande una tostada antes de untarle la manteca con vivaz
ajetreo. ¿Qué diremos de ajetreo?
Que se requieren las dos manos, una por arriba
y otra por abajo, como quien sostiene a un bebé de pocos días, afín de evitar
las vehementes sacudidas a que ambos son proclives. ¿Y proclive, ya que estamos? Se la agarra por
arriba como a un rabanito, pero con todos los dedos porque es pesadísima.
¿Y pesadísima? De abajo, como quien empuña una matraca. ¿Y matraca?
Por arriba, como una balanza de feria. Yo creo que ahora usted puede seguir
adelante, doctor Lastra.
Julio Cortázar: fue
uno de los más importantes escritores argentinos de todo el siglo XX. La obra
de Cortázar es de interés básico para los jóvenes, casi una estación en la que
es imposible no detenerse. Este texto fue tomado de El libro de la Imaginación. Este texto fue
tomado de Último round, Siglo XXI, México, 1991.
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