jueves, 4 de abril de 2013

Esopo: La lengua buena y la lengua mala


Hace más de 2.000 años atrás. Un rico mercader griego tenía un esclavo llamado Esopo. Un esclavo no muy bien parecido, feo, mas de sabiduría única en el mundo. Cierta vez, para probar las cualidades de su esclavo, el mercader ordeno:

- Toma, Esopo. Acá está  este saco de monedas. Corre al mercado y compra los mejores ingredientes para un banquete. ¡La mejor comida del mundo! Poco tiempo después, Esopo volvió del mercado y coloco sobre la mesa un plato cubierto por un fino paño de lino. El mercader levanto el paño y se sorprendió:
- ¡Ah! ¿Lengua? Nada como una buena lengua que los pastores griegos saben preparar muy bien. Pero, ¿Por qué escogiste exactamente a la lengua como la mejor comida del mundo?
El esclavo, con la mirada baja, explico su preferencia:
- ¿Qué hay mejor que la lengua, señor? La lengua nos une a todos, cuando hablamos. Sin la lengua no podríamos entendernos. La lengua es la llave, el órgano de la verdad y la razón. Gracias a la lengua se construyen ciudades, gracias a la lengua podemos expresar nuestro amor. La lengua es el órgano del cariño, de la ternura, del amor, de la comprensión.
Es la lengua que torna eternos los versos de los poetas, las ideas de los grandes escritores. Con la lengua se enseña, se persuade, se instruye, se ora, se explica, se canta, se describe, se elogia, se demuestra, se afirma. Con la lengua decimos “madre” y “querida” y “Dios”. Con la lengua decimos “si”, con la lengua decimos “Yo te amo” ¿Puede haber algo mejor que la lengua señor?
El mercader se levanto entusiasmado:
-¡Muy bien Esopo! Realmente me has traído lo mejor que hay. Toma ahora este otro saco de monedas. Anda de nuevo al mercado y trae lo que hay de peor, pues quiero ver tu sabiduría.
Después de algún tiempo, el esclavo Esopo volvió del mercado trayendo un plato cubierto por un paño. El mercader lo recibió con una sonrisa:
-Hummm... ya se que hay de mejor. Veamos ahora lo que hay de peor…
El mercader descubrió el plato y quedo indignado:
-¿Queee? ¿Lengua? ¿No dijiste que la lengua era lo mejor que había? ¿Quieres ser azotado?
Esopo bajo la mirada y respondió:
- La lengua, señor, es lo peor que hay en el mundo. Es la fuente de todas las intrigas, el inicio de todos los procesos, la madre de todas las discusiones. Es la lengua la que separa la humanidad, que divide a los pueblos. Es la lengua la que usan los picaros cuando quieren estafar. La lengua es el órgano de la mentira, de la discordia, de los malos entendidos, de las guerras, de la explotación. Es la lengua la que miente, la que esconde, que engaña, que explota, que blasfema, que insulta, que se acobarda, que mendiga, que provoca, que destruye, que calumnia, que vende, que seduce, que corrompe. Con la lengua decimos “muere” y “canalla” y “demonio”. Con la lengua decimos “No”. Con la lengua decimos “Yo te odio”. Ahí­ esta señor, porque la lengua es la mejor y la peor de todas las cosas.



Fábula de Esopo.

REFLEXIÓN
¿Y tu lengua cómo la catalogas? ¿Cómo la mejor o cómo la peor? Con frecuencia se dice que lo que contamina nuestra alma es aquello de lo que habla la lengua. En realidad, el problema nunca ha sido lo que entra al ser humano tanto como lo que sale de él.
            En el mundo hay infinidad de problemas y situaciones desdichadas, sin embargo, la decisión sobre cómo vamos a procesar lo que viene de nuestro entorno es enteramente personal, depende de nuestro carácter, integridad, capacidad y fe.
            Usted puede decidir contestar un insulto con otro insulto, una ofensa con otra, o puede decidir hacer exactamente lo opuesto. Es bastante triste ser insultado para encima enojarse uno y enfermarse mientras la parte ofensora disfruta el doble daño que estimula. Té decides como usar tu lengua, pero no te escudes en lo que viene de afuera, cual si fueras una ví­ctima de las circunstancias, para justificar tus errores y pecados.
Amar y odiar son decisiones, pero de una misma boca no debe fluir agua amarga y agua dulce. O una u otra. Todos sabemos para que se usa el agua agridulce. Té decides hoy.


Juan Carlos Flores.
 

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