domingo, 29 de marzo de 2015

Domingo de Ramos ¿qué recordamos?

 La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Sucedió el domingo anterior a su muerte. Fue una entrada grandiosa y al mismo tiempo, humilde. La ciudad estaba llena de peregrinos para celebrar la pascua judía. Una gran multitud rodeó a Jesús y con ramos de olivos y palmas en las manos, lo acompañó en su entrada en la ciudad, entre cánticos y exclamaciones. Muchos lo seguían con fe y esperanza. El olivo es el árbol típico de la región donde vivió Jesús. Por eso los habitantes de Jerusalén salieron al encuentro de Jesús con ramos de olivo.  
¿CÓMO SE CELEBRA ESTE DÍA?  
La Misa de este día tiene dos momentos importantes: la procesión y bendición de los ramos y la lectura de la Pasión. Los ramos benditos se llevan a la casa como signo de la bendición de Dios, de su protección y ayuda. Se colocan sobre un crucifijo o cuadro religioso y es un sacramental, o sea nos recuerdan algo sagrado. Nos recuerda que hemos aclamado a Jesús, nuestro Rey y que lo seguimos hasta Su Cruz y que durante el año los seguimos aclamando resucitado.
PARA REFLEXIONAR:  Muchas veces aclamamos a Jesús, como lo hicieron los judíos, y otras tantas lo negamos, lo condenamos a muerte con nuestros pecados. ¿Qué haré de ahora en adelante, para que haya coherencia entre mi fe y mi vida cotidiana?


miércoles, 4 de marzo de 2015

¿Por qué se celebra hoy en Argentina el Día del Hermano?

Es en honor a la Madre Teresa de Calcuta y sirve para homenajear no solo a los hermanos de sangre, sino también para fomentar la solidaridad entre los pueblos y las personas.


Si bien en Argentina se eligió el 4 de marzo, por cuestiones comerciales, para celebrar el Día del Hermano, en la mayor parte del mundo es el 5 de septiembre, al cumplirse aniversarios del fallecimiento de la Madre Teresa de Calcuta. La propuesta provino de un grupo perteneciente a la Iglesia Católica.Esta celebración no fue pensada solamente por las relaciones de sangre que se pueda tener, sino que es una fecha que busca convertirse en una jornada consagrada a la solidaridad evangélica; a ver al otro como un par y ayudarlo como si fuera un hermano.